LA BIPOLARIDAD LLEGA A ÁFRICA (Cap. 44)

Por supuesto que un acontecimiento de la trascendencia que tiene la descolonización de un continente entero, no podía quedar al margen del orden histórico imperante, que todo lo interpreta según su propia lógica bipolar. Aquí un poco de historia para comprender de dónde vienen los conflictos que desangrarán al África en su proceso de descolonización

LA GUERRA FRÍA LLEGA AL ÁFRICA


La Guerra Fría, este pulpo voraz que va penetrando en todos los continentes del planeta, extiende, finalmente sus tentáculos al África de la mano de la descolonización del continente. Ya hemos analizado que tanto la guerra fría como la bipolaridad, son esquemas mentales de interpretar la realidad, de la que ningún acontecimiento puede escaparse, sin importar si las fuerzas que los movilizan tienen que ver o no con la disputa entre las superpotencias y sus modelos económico-políticos. Este va a ser otro caso más en la historia, en el que, conflictos particulares, regionales, propios de la historia de África, se van a ver “encajados” en la lógica bipolar (la única posible por entonces). La Guerra Fría va a entrar en el África de la misma manera que entró el colonialismo en su tiempo: aprovechando los conflictos existentes entre las tribus, y apoyando a uno u otro bando. “Divide y reinarás” (más antiguo que la injusticia).

Como en el resto de los capítulos, en necesario hacer un poquito de historia para contextualizar el momento y los conflictos. Damos vuelta el giratiempo 300 años hacia atrás…

1° LA ESCLAVITUD


África es un continente que ha pasado por ininterrumpidas catástrofes (la mayoría de ellas ocasionadas por el hombre blanco). En este hermoso continente, habían, allá por el siglo XII y XIII importantes reinos, con su cultura, su música, su pensamiento. Eran muy diferentes a lo que se desarrollaba en occidente, pero no por ello menos valioso.

Hasta que un día, se toparon con el hombre blanco. Los europeos estaban en plena expansión marítima, “descubriendo”, conquistando y colonizando América. Y en esa expansión, también llegaron a África y recorrieron la costa comerciando maderas exóticas, marfil y otros artículos con los pueblos autóctonos pero sin penetrar demasiado en el territorio. La sentencia de los africanos llegó cuando la población indígena de América, comenzó a sufrir el agotamiento de la explotación intensiva por parte de las potencias coloniales y no sirve para dichos fines. Comienza entonces uno de los tantos capítulos oprobiosos de la humanidad: el tráfico de esclavos africanos al continente americano para realizar las tareas que los indígenas ya no podían realizar.

La esclavitud existía en África, tal y como había existido en la mayoría de los pueblos de la antigüedad, y con las mismas características. Esto es, cuando una tribu resultaba derrotada en una guerra contra otra tribu, sus miembros se convertían en esclavos de los vencedores. También existía la esclavitud por deudas. Pero en ningún caso, esta institución tenía un carácter racial o étnico, o era a perpetuidad. Cuando finalmente, los europeos les piden a los pueblos con los que acostumbraban a comerciar, que les entreguen esclavos, los jefes de las tribus entregaron a sus propios esclavos, y con esto, la ruta de tráfico quedó establecida, y la sentencia de todo un continente sellada. Y es que una vez consolidada la ruta esclavista, y viendo el pingüe negocio que representaba para sus explotadores, pronto se terminaron los esclavos para entregar,  pero no así la demanda de los mismos por parte de los europeos. Así fue como las tribus africanas pasaron de comerciar sus mercancías con el hombre blanco a ser ellos mismos la mercancía. Nadie se salvó, ni mujeres, ni niños, ni jefes de tribus. Todo brazo sumaba para el comercio de esclavos. Sobre todo teniendo en cuenta de que, de un “cargamento”, sólo resistía las condiciones del viaje un tercio de los embarcados, el resto moría durante la travesía. Pero esto era un “costo” aceptable para los traficantes, el precio al que podían colocar a ese tercio en los puertos de Virginia, Salvador de Bahía o Cartagena, por ejemplo, bien justificaba la “pérdida”. Por eso, la esclavitud había existido desde siempre pero jamás en estos términos ni con este alcance.

Esclavitud de africanos en América


Algunas tribus aceptaron entrar en el comercio de esclavos, otras no, y ya desde entonces quedaron planteados futuros enconos.

El cataclismo que representó la esclavitud para África es equivalente al genocidio indígena en América.

 

EL COLONIALISMO


Luego de tres siglos de esclavitud, llegamos justo para el colonialismo. Los esclavos se liberan, y cuando los africanos celebran aliviados suponiendo que ya es tiempo de retomar el control de sus destinos, los europeos ya están listos para la segunda etapa colonial. La primera fue la de Portugal y España, sobre todo, en territorio americano allá por los siglos  15 y 16. Así, cuando termina la de España (aproximadamente en 1830 que se terminan de independizar la mayoría de las colonias americanas) y Portugal mantenía las suyas, Francia e Inglaterra  estaban listas para “comerse” al mundo. Alemania, habiendo terminado su proceso de unificación nacional (1870/1) se suma con avidez a la disputa de territorios. Toda Europa vuelca su interés sobre África porque las materias primas que allí se consiguen son fundamentales para alimentar los procesos de industrialización que transitan sus países.

Así se reúnen en la Conferencia de Berlín y se reparten el mundo. Lo ignominioso del asunto es que se reparten tierra que no es de ellos, naciones y gente que no les pertenecen, y para colmo de males, lo hacen a “espada y escuadra”, es decir, fijan los límites de sus dominios coloniales de acuerdo a sus propios intereses, sin tener en ningún momento en cuenta las culturas que allí habitaban y las divisiones que allí existían. Esta es la razón por la que las fronteras de los países africanos se componen de líneas rectas (cuando en ninguna otra parte del mundo ocurre lo mismo) y que muchas tribus quedaron divididas en países diferentes o tribus enemigas quedaron viviendo dentro de un mismo país.


Los europeos repartiéndose África en la Conferencia de Berlín


Tengamos en cuenta que los africanos tienen una organización social y política que es tribal. Esto significa, traducido a términos occidentales, que cada tribu es una nación (un universo, un mundo, una cosmovisión, una religión, una organización política). Entonces, ¿cómo entender que dentro de Zambia hayan quedado incluidas 72 tribus?. Esto equivale a 72 naciones habitando dentro del territorio de un solo estado. Si en los Balcanes, seis naciones armaron el estropicio que armaron imaginemos lo que sería con 72 de ellas… Es preciso comprender que el concepto de Estado-nación (que para nosotros es hoy en día el único marco en el que logramos comprender la organización política) es europeo. No tiene nada que ver con la cultura africana existente por entonces. Las divisiones territoriales que hicieron en la Conferencia de Berlín se hicieron pura y exclusivamente sobre los intereses europeos y alteraron por completo las relaciones entre las tribus preexistentes, sometiéndolas a regímenes que les eran totalmente ajenos. Otro tanto harían en Oriente medio. Los ingleses amasaban un ambicioso proyecto de una “África inglesa, desde el Cabo hasta El Cairo”, ni más ni menos. Si vamos a pedir, vayamos por todo, para bajar siempre hay tiempo. Los franceses dominaban toda el Norte del continente (El Magreb). Los portugueses conservaban hacía rato, Angola y Mozambique. Leopoldo de Bélgica tenía, como posesión personal, suya de él, todo el Congo. Cuando los alemanes se terminan de organizar como estado unificado entran en Zambia y Tanzania. También había enclaves italianos y una zona de Sahara español.

Pero como si todo lo antedicho no fuera suficiente, el colonialismo en África venía cargado de eurocentrismo, lo que por un lado representaba toda la discriminación, el desprecio y la minusvaloración que sentían los europeos por toda civilización/etnia/raza/cultura que fuera diferente a la suya. Ya mencionamos con anterioridad, la convicción que disfrazaba y justificaba la explotación de recursos de “les hacemos el favor de llevarles la luz de la civilización y el progreso”. Desde el punto de vista de los europeos, ellos tenían religión, los otros mitología; ellos tenían medicina, los otros superstición y curanderismo; ellos tenían ciencia, los otros magia. En resumen, sólo es válido el conocimiento construido sobre las bases de la ciencia y la lógica occidental, todo lo demás es barbarie.

El sistema colonial convierte a África en una “despensa”. Lisa y llanamente. A los africanos, en general no se les permitía el acceso a la educación y la cultura, y para los pocos que sí podían, luego no se les permitía el acceso al trabajo. Esto encierra una macabra paradoja: por un lado los blancos venían a “civilizar” a los pueblos “atrasados”, esa era su filantrópica misión; pero al cabo de un tiempo los africanos se dan cuenta de les dijeron que si se cristianizaban serían iguales, se cristianizaron y los siguen discriminando; les dijeron que si se educaban serían iguales, se educaron y no les dan empleo. El tamaño de la estafa de la que estaban siendo víctimas, no tenía parangón.

 


Así siguieron las cosas, mientras el  tiempo pasaba y Europa se desangraba en las guerras mundiales. Después de la 2ª, los africanos empiezan a considerar que su situación no varía dependiendo de quién gane la guerra: todos son amos coloniales. Ya en la 1ª guerra mundial, los habían enviado a combatir sus guerras, con la promesa de que, una vez finalizada la contienda les concederían un mayor nivel de autonomía e independencia. Y les mintieron. ¿Qué les hacía pensar que ahora, después de la 2ª, sí les iban a cumplir? Para ellos todos los europeos son lo mismo, de igual forma que éstos no hacen distinciones entre africanos. Así que deciden usar la 2ª guerra mundial como plataforma para planear su lucha de descolonización. Está decidido: el amo blanco se va. Y no se va este país o de aquel, se va de África. La posguerra se transforma, de esta manera, en el escenario de la descolonización africana. El continente va a transitar durante los años ´50 y ´60 lo que América vivió durante las primeras tres décadas del siglo 19. La diferencia aquí es que el proceso se vería envuelto de una atávica furia y odio ancestrales, producto de genocidios, desprecios y empobrecimiento (recordemos que los americanos que se independizaron eran en su mayoría criollos y no pueblos originarios). Los ribetes de odio que presentó la descolonización africana se vieron magnificados porque las noticias de los acontecimientos nos llegaron a través de los medios europeos. ¡Pero si son los mismos de los que se están descolonizando! No es extraño, por tanto, que los artífices de la independencia africana hayan aparecido como bárbaros y no como libertadores. ¡Faltaba más!
Las condiciones están servidas, sólo falta que se encienda la chispa

ALGUNOS LUGARES COMUNES


En el proceso de descolonización africano van a estar presentes dos constantes:

·         Una de ellas, es común a todo pueblo que se independiza (nosotros también hemos pasado por ello), y es que, una vez declarada la independencia, hay que decidir qué tipo de nación se va a crear. En el régimen colonial no hay nación, sino subordinación a un poder extranjero. En estos procesos, todos están de acuerdo en sacar al extranjero, pero una vez que  logran sacarlo, no hay demasiado acuerdo sobre qué tipo de país se quiere. Las preguntas son las de siempre: ¿unitarios o federales? ¿Qué tipo de gobierno? ¿poder centralizado o tribal? Estos desacuerdos conducen, irremisiblemente a guerras civiles (en Argentina duraron décadas) porque las facciones que se pusieron de acuerdo para expulsar a la potencia colonial, no logran juntarse “para la foto” y decidir qué tipo de país quieren

·         La otra es que, en el caso  particular de los africanos, éstos acuerdan que en el proceso de descolonización no se discutirán las fronteras trazadas por lo europeos en su momento. A nadie le gustan y está claro que no respetan los límites preexistentes de las tribus, pero no es menos claro que, si sumado a la tarea de expulsar al amo blanco, de ponernos de acuerdo sobre qué tipo de nación independiente vamos a ser, nos ponemos a regatear las fronteras, que ya a esta altura nadie recuerda por dónde pasaban, esta empresa de la descolonización está condenada al naufragio desde antes de zarpar. Así, se acuerda que las fronteras quedan como están, por lo menos de momento, y de buenas a primeras 19 países se independizan en una década.

EL DETONANTE


Bandera de Kenia independiente


Lo dicho, las condiciones estaban servidas, solo faltaba el detonante. Y éste se da en el proceso de organización que se desarrolla en Kenia para empezar a sacar a los ingleses. De la mano de la guerrilla Mau-Mau (Uma-Uma al revés: grito de libertad con el que se convocaba a los keniatas a rebelarse) y de su jefe Jomo Kenyatta “The burning Speer” (la lanza ardiente). Cuando los ingleses descubren de qué viene la cosa, se desata una brutal represión, que termina en una espiral de violencia y barbarie encontrada (por ambas partes) que va a redundar en auténticos baños de sangre. Luego de una precipitada salida de los ingleses, el colmo de los colmos será que los keniatas se verán obligados a pagar onerosas indemnizaciones a sus ex amos coloniales por todas las mejoras que habían realizado. Es decir, les tienen que pagar a los ingleses por las carreteras que, usándolos a ellos como esclavos, construyeron para llevarse los productos que les estaban saqueando. Una cosa de locos.

LA INDEPENDENCIA DEL CONGO Y LA GUERRA FRIA


¡Al fin llegamos al tiempo del relato! Después de todo, esto era para contar de qué manera la guerra fría se va a colar en el proceso de descolonización.

Y es que al tren de la independencia, también se va a subir el Congo, pero cuando se descoloniza, resulta que ser que las provincias de Katanga (que tienen las mayores riquezas minerales) y la de Kasaï (que tiene los diamantes) plantean que ellas también se quieren independizar.  El Congo, como nación, no es viable sin estas dos regiones; pero además, habíamos quedado en que las fronteras no se discutían, nos descolonizábamos así como estábamos.

Este tire y afloje al interior del Congo, va a ser observado atentamente por las compañías multinacionales mineras que tienen muchísimos intereses en ambas regiones, y van a ver en conflicto, la oportunidad de seguir conservando la subordinación económica de los africanos y seguir haciendo sus negocios. Así que deciden apoyar la independencia de Katanga y soliviantar a una tribu en contra de la otra. Un nuevo capítulo del viejo truco de “divide y reinarás” con que habían logrado colonizar el continente, ahora servía para mantener el control sobre los recursos.

Mientras empresarios privados belgas (ya no el país, ni su monarca) a través de mercenarios apoyan a Katanga, van apareciendo los líderes congoleños del conflicto: por un lado Patricio Lumumba (un hombre de una gran visión que junto con Ho Chi Minh pudieron vislumbrar que el colonialismo era un orden histórico mundial y no algo que les pasaba solamente a sus pueblos) que estaba por un Congo unificado; por otro Joseph Kasa-Vubu que propugna un país federal (un solo Congo pero federalizado); Katanga va a tener también sus propios líderes que lucharán por su secesión.


Patricio Lumumba


Cuando Lumumba se da cuenta que los empresarios belgas apoyan explícitamente la independencia de Katanga (para echar más leña al fuego, Bélgica hasta le da el reconocimiento como estado soberano) le pide ayuda a la ONU para que envíe los casos azules y eviten que le despedacen el país. Después de todo para eso estaban, ¿no?.  Los cascos azules entran con la guerra civil ya desatada, pero su intervención no logrará evitar la secesión de Katanga (la cantidad de intereses económicos que se mueven bajo cuerda son inocultables). Ante la inutilidad de la intervención del organismo internacional, Lumumba pide ayuda a la URSS, ya que los del otro lado no le están resolviendo nada. Y así, sin más, tenemos la guerra fría en África. De la mano del pedido de ayuda de Patricio Lumumba a la URSS para evitar el desmembramiento del Congo, donde la guerra fría entra, después no es fácil sacarla. Claramente, algo de la magnitud histórica de la descolonización de un continente entero no podía quedar por fuera del orden mundial imperante, que se había ido metiendo por donde quiera que saliera el colonialismo europeo (Vietnam, Suez, etc)

La intervención de las dos superpotencias en una África llena de recursos y de conflictos era una oportunidad demasiado buena como para dejarla pasar. Para todos, menos para los africanos.

La semana próxima nos metemos de lleno con los conflictos y la injerencia de las superpotencias en la independencia de los países africanos












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