LA RECONSTRUCCIÓN: INGLATERRA Y EL ESTADO BENEFACTOR (Cap 28)


En las próximas semanas nos iremos metiendo más en detalle en la reconstrucción de cada uno de los protagonistas de la guerra. Empezamos esta semana por Inglaterra, y ante el panorama desolador de una economía, una población y un país devastados, las preguntas que se imponen son: ¿Cómo ponerse de pie nuevamente? ¿Cómo devolver a la población tanto sacrificio?. Gran parte de la respuesta la aportará el economista John Maynard Keynes y así comienza un nuevo modelo que será preponderante a lo largo de gran parte del siglo XX: EL ESTADO BENEFACTOR

INGLATERRA


En Inglaterra después de la guerra, empezaron a pensar en el enorme sacrificio que se le había pedido al pueblo inglés. Cuántos niños habían quedado huérfanos; cuántas mujeres solas, sacaban sus familias adelante; cuántos ancianos habían quedado desamparados en su vejez, después de una vida de aporte y entrega al estado, sin hijos que los cuiden porque murieron en la guerra. El sacrificio había sido enorme, supremo, porque lo el Estado debía pensar en alguna manera de retribuir todo lo que su pueblo le había entregado. Algo que fuese tan importante y valioso que compensara que la gente hubiese entregado todo, hasta su vida cuando Churchill todas las mañanas preguntaba “¿qué está haciendo usted hoy para ganar la guerra?”. Lo habían hecho todo, lo habían dado todo, habían ganado la guerra. ¿Y ahora qué? La economía inglesa había quedado en ruinas. El esfuerzo bélico, la destrucción y los interminables préstamos y empréstitos pedidos  a otros países para sostener al país durante la guerra, los dejó exhaustos. Pero por muy devastada que hubiese quedado la economía, no era humanamente posible preguntarle a un veterano de Dunkerque si su seguro médico le cubría tal o cual tratamiento; no podían contarle a un mutilado de la guerra cuánto costaba la prótesis que necesitaba. El pensamiento económico de corto plazo señalaba que era época de austeridad y ajuste hasta que se pudiera recuperar nación. El pensamiento económico estratégico entendió que no era posible seguir pidiendo sacrificio, que había que encontrar la manera de devolverle dignidad y reconocimiento al pueblo inglés, y que era el Estado a quién le tocaba hacerse cargo de las necesidades de su gente. Ellos habían estado cuando se los necesitó, ahora le tocaba a Inglaterra. Las novedosas ideas de Keynes en torno a la necesidad y utilidad de que el estado intervenga en la economía para regular y contrarrestar inequidades y ciclos, confronta directamente con la escuela liberal clásica del Laissez faire.


Gran Bretaña, ya en 1942 decide emprender una reforma del sistema de salud para afrontar las complejas situaciones que la guerra acarreaba. Dedicados a observar atentamente su sociedad, una vez terminada la guerra, establecen que deben vencer a “5 gigantes”: la necesidad, la enfermedad, la suciedad, la ignorancia y el desempleo.

Por todo esto es que las reformas a emprender (1942 y 1948) se pueden resumir en la siguiente frase: “SEGURIDAD SOCIAL DESDE LA CUNA HASTA LA TUMBA”. El estado inglés asume la responsabilidad de ocuparse de su gente. Y no en las épocas de “vacas gordas” cuando el estado nada en la abundancia, sino justamente entonces, en plena posguerra, con una economía arruinada es cuando más debe invertir en su gente. Los niños huérfanos tienen derecho a una educación si quieren que Inglaterra tenga un futuro. Los viejos tienen derecho a una pensión, si Inglaterra es capaz de retribuirles los sacrificios realizados siendo, en muchos casos veteranos de ambas guerras y habiendo entregado también a sus hijos para la misma causa. No pueden abandonarlos ahora que son ancianos. Los veteranos y mutilados tienen derecho a una atención médica que les cubra todas las secuelas de la guerra sin cuestionar su costo o la cobertura de su seguro médico. Todo esto se conocerá en el mundo como ESTADO BENEFACTOR, y es aquel que cubre a la gente todas sus necesidades, y sería el modelo político y económico durante los siguientes 30 años.
En todos estos cambios la figura de John Maynard Keynes fue determinante. Este economista, como vimos, cuestionó con sus teorías la doctrina liberal imperante en el mundo desde Adam Smith. Tras las críticas realizadas al capitalismo por Marx y la debacle de la depresión del ´30, se hizo evidente que las teorías económicas tenían muchas cuestiones que replantearse. Keynes establece en primer lugar la necesidad de que el estado intervenga en la economía entre otras cosas para contrarrestar los inevitables ciclos económicos. Así aparecen las políticas anti cíclicas que se asemejan a la fábula de la cigarra y la hormiga: los estados deben ahorrar en épocas de expansión económica y gastar en épocas de recesión (para lograr que la economía privada se reactive). Esto concuerda con lo explicado anteriormente de que Gran Bretaña decide encarar estas reformas de la seguridad social, no cuando le sobra el billete sino cuando su economía está arrasada. Busca lograr que su población se ponga de pie, con salud, con educación y con protección por parte del estado y que vuelva a estar en condiciones de trabajar y producir, y así más adelante no necesitar la asistencia de ese estado. Keynes también plantea varias cuestiones en torno al empleo y a la capacidad de una sociedad de generar el “pleno empleo”. Esta cuestión, como vimos, será de principal importancia y motivo de una gran preocupación para las democracias occidentales. Ya habían visto y sufrido en carne propia las consecuencias de dejar una sociedad al borde de la miseria y la desesperación. Esas sociedades habían sido el caldo de cultivo de fascismos y revoluciones marxistas, de líderes demagogos y dictadores carismáticos. Keynes propone alternativas para lograr el pleno empleo (que los fascismos habían logrado con el proyecto bélico) desde los valores democráticos. Una sociedad tiene que poder ser capaz de crear todo el empleo que la sociedad necesite, aunque sea pagándole a un grupo de gente para que haga un pozo y a otro para que lo tape. El empleo otorga ingresos y poder adquisitivo para que la gente pueda gastar y comprar (eso reactivara la industria ya que será necesario abastecer esa demanda creciente).

La próxima semana nos meteremos en la desolación de la Alemania post Reich, el ciclópeo trabajo de su reconstrucción y los demonios y fantasmas que tuvieron que enfrentar...

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