LA RECONSTRUCCIÓN: ALEMANIA (Cap. 29)


En este capítulo analizamos la reconstrucción de Alemania. ¿Cómo se puso en pie desde las ruinas? No sólo materiales, sino institucionales, sociales, humanas. Las profundas reflexiones que tuvo que encarar este pueblo, que será lo que será pero no rehuye de la reflexión y el análisis...

ALEMANIA


Alemania estaba literalmente en escombros. Ciudades con más de 700 años de historia reducidas a piedras. Toneladas de material invaluable e irrecuperable perdidos para siempre. En Alemania había tantas bibliotecas como obras de arte en Italia. Alemania fue el país donde se inventó la imprenta. El país donde Lutero tradujo la Biblia al alemán delineando así el idioma de esas tierras. Fue la cuna de gran parte del pensamiento moderno. Y gran parte de ese enorme legado cultural se vio reducido a cenizas, entre las quemas de libros de los nazis y la destrucción de las bibliotecas con los bombardeos. Hemos dicho que las protagonistas centrales de la reconstrucción alemana fueron las mujeres. Ellas se pusieron de pie y se levantaron cada mañana con la única misión de pegar este ladrillo con aquel literalmente, y así, levantar las ciudades derruidas.





Ellas solas, con sus hijos. La mayoría de los hombres había muerto en la guerra, o quedaron inválidos por las heridas, o fueron hechos prisioneros y se encontraban reconstruyendo la URSS.

Mucho tiempo se dedicó a la limpieza de los escombros, a quitar minas y explosivos para vivir en ciudades seguras el día que volvieran a existir esas ciudades. Mucho esfuerzo se dedicó a reconducir todo el esfuerzo bélico para proveer las necesidades de la paz. Los cascos de los soldados se agujerearon y se convirtieron en coladores para cocinarles a los niños que, durante años, solo tuvieron como juguetes deshechos bélicos.





Alemania quedó invadida, porque no contaba, por fuera del Reich, con ninguna institución que condujera la reconstrucción, el gobierno y la reinserción de Alemania en el nuevo mundo de la posguerra. Todas las instituciones que existían estaban dentro del marco del Reich. También eso sería menester reconstruir. Al mismo tiempo, estaban siendo juzgados por los mismos que los estaban invadiendo. Eso generó una oleada de pánico por ser el próximo en ser capturado y ajusticiado. Ese miedo y la necesidad de concentrar todos los esfuerzos disponibles en que Alemania volviera a ponerse en pie, hizo que durante décadas reinara en la sociedad el más absoluto silencio sobre lo ocurrido, sobre la participación por acción o por omisión que cada cual tuvo en la barbarie. Los únicos que reflexionarían sobre el asunto fueron los filósofos de la escuela de Frankfurt, de la que ya hablaremos más adelante. Pero eso ocurría puertas adentro en los claustros universitarios. La gente prefería callar. Tendrían que pasar 20 años para que la sociedad alemana se viera frente a frente con los cuestionamientos y la necesidad de hacerse cargo cada cual de su cuota de participación. Mientras tanto, la declaración de culpa colectiva con la que se cerraron los procesos de Nüremberg colaboró al silencio y la dilución de la responsabilidad. Tuvieron la necesidad de reconstruirse con un muy bajo perfil, pasando por debajo del radar, tratando de no llamar la atención que pudiera generar oleadas de represión o persecución por parte de los ejércitos de ocupación.

Esta necesidad de reconstruir las instituciones sociales y políticas los llevó a una profunda reflexión sobre el régimen autoritario al que habían sucumbido. Ese régimen había eliminado, progresivamente, todos los mecanismos constitucionales de control, la división de poderes, los derechos y las garantías de las personas, los partidos políticos. Todo el estado de derecho y la institucionalidad constitucional había sido borrada de un plumazo por el Reich. ¿Cómo evitar que vuelva a suceder? ¿Cómo debía ser el nuevo régimen que se creara para el futuro? La respuesta fue crear un sistema en el que quepan TODOS LOS ALEMANES. En el que NADIE SOBRE. Era necesario que en las nuevas instituciones y órganos todas las tendencias políticas pudieran estar representadas. Se montó un gobierno pluralista y se buscó fortalecer la democracia en todos los niveles. La idea era que la democracia no implicara exclusivamente el acto electoral. A estas alturas, nadie ignoraba que así había llegado Hitler al poder. Entonces, si la democracia se limitaba a concurrir a las urnas cada 4 años a elegir gobernantes, nada les garantizaba que otro lobo disfrazado de cordero no sedujera en el futuro nuevamente al pueblo y llegara al poder con el apoyo popular. Así buscaron que la democracia sea parte constitutiva del día a día de la gente. Que en cada barrio, en cada cuadra, la gente pueda participar y hacerse oír. Que el presupuesto, las obras y las prioridades se decidieran escuchando a todos, especialmente a los interesados. Solo así todos podrían participar y sentir que esa reconstrucción les pertenecía.

Desde el punto de vista geopolítico Alemania se encontraba divida en 4 zonas de ocupación (EEUU, URSS, Gran Bretaña y Francia). Las tensiones que empezaron a surgir entre los aliados después de la victoria se trasladaban al suelo alemán. Muchas veces ni ellos se ponían de acuerdo en qué rumbo seguir. Eso no facilitaba la reconstrucción, es difícil rehacer un país con tan bajo grado de autonomía para decidir por parte de los alemanes. Ciertas cosas sí estaban claras: los ejércitos estaban prohibidos (para un pueblo con semejante espíritu guerrero era una cuestión delicada), no podía haber armamentos. La unidad alemana, tan largamente soñada y tan recientemente conseguida quedó rota. Finalmente, las 4 zonas de ocupación se redujeron a 2: la Alemania oriental (conocida como República Democrática de Alemania con capital en Berlín) bajó la órbita de Stalin se va a reconstruir dentro del marco y con los lineamientos del régimen soviético; y la Alemania occidental (República Federal de Alemania, con capital en Bonn) que se reconstruiría bajo la atenta mirada de EEUU y Gran Bretaña y dentro del marco de la historia y los valores de la Europa occidental. Los alemanes van a vivir esta división como una mutilación a su espíritu nacional, pero no cabía oposición.

Con todos estos obstáculos, Alemania lentamente va a salir adelante. A base de solidaridad, y con una sola consigna: TRABAJAR MUY DURO. La misma obediencia inherente al pueblo alemán, que los arrastró al régimen más horroroso de su historia, les serviría ahora como virtud para ponerse todos de acuerdo y tirar para el mismo lado. Lo que se les ocurre es lograr que los productos alemanes sean tan extraordinarios que sean sinónimo de calidad. Que si nadie en el mundo quiere saber nada de ellos, al menos sí quieran sus productos. Que se asocie la industria alemana con la PERFECCION y la CALIDAD. Este hecho les permite reconstruir el orgullo del pueblo alemán, ya no desde la soberbia de las teorías de la raza superior, sino desde el orgullo de ser un pueblo sumamente trabajador y capaz de hacer cosas de la máxima excelencia. Con eso se ganarían el respeto del mundo y también de ellos mismos. Rearmaría un profundo sentido de autoestima mediante el trabajo.

El Plan Marshall ayuda inestimablemente a la reconstrucción de la Alemania Federal (Occidental)


Poco a poco vuelve la radio, aparecen las emisoras locales. Este dato es importantísimo ya que la radio había sido la herramienta principal de propaganda del Reich. En el mercado empiezan a aparecer productos que habían desaparecido por completo durante los años de penuria. Las cosas lentamente comienzan a salir adelante. El estado benefactor también apuntala el resurgimiento alemán. Y después de varios años de austeridad y trabajo duro, recuperan ciertas cuestiones de la seguridad social: seguros, pensiones, vacaciones pagas (en el régimen nazi habían existido pero con finalidades diferentes dentro del proyecto nazi). Cuando los alemanes comienzan a poder salir de vacaciones, el primer país en el que los aceptan es Italia. Pero cuando lleguen a Francia, allí por los años ´60, los jóvenes alemanes, nacidos en la posguerra o demasiado jóvenes para recordar cómo era aquello, los jóvenes criados en la austeridad, el sacrificio y el silencio, se encontrarán cara a cara con los franceses que empezaran a contarles lo que sucedió, lo que fue el Holocausto y la ocupación. Esos jóvenes no entiendes de qué les están hablando, en Alemania nunca se volvió a hablar de ello. Cuando vuelvan a su país enfrentarán a sus padres con la pregunta que tanto temieron “¿qué estabas haciendo papá/mamá durante la guerra? ¿Cuál era tu tarea? ¿Qué hiciste? Porque yo ahora voy a tener que vivir con eso el resto de mi vida, porque soy alemán y el mundo me señalan por eso”. El ´68 alemán será distinto al ´68 francés. Aquí la confrontación será ante ellos mismos y ante sus propios hijos con la verdad de lo que hicieron. Esta etapa significa hacerse profundamente cargo de la responsabilidad que le cupo a cada cual, afrontar la verdad más aterradora, sin juicios, sin tribunales pero ante los jueces más difíciles: sus propios hijos y su propia conciencia. Años más tarde los alemanes dirían que nada les hizo más daño que el silencio. Ese silencio que había sido imprescindible en los primeros años donde había que levantarse cada mañana y encontrarle sentido a la vida, no era entonces momento de examinar la conciencia sino de apechugar y tirar para adelante. Luego ese silencio se diluyó en la culpa colectiva, pero finalmente la verdad tocaría a la puerta de las conciencias alemanas para poder dar un cierre definitivo a ese espantoso capítulo de su historia. Sin verdad, y sin responsabilidad no hay cierre. Este ´68 alemán serán las reflexiones y cuestionamientos que venía haciendo la Escuela de Frankfurt en el ámbito académico, saliendo a la calle.

La escuela de Frankfurt y la Teoría crítica de la sociedad, fue una corriente filosófica que intentó encontrar una explicación a lo que le pasó al pueblo alemán ¿Cómo pudo suceder? ¿Cómo llegaron a ello? Y así empezaron a reflexionar sobre el problema del autoritarismo. ¿De qué manera pudo engendrarse en la sociedad alemana el germen de un régimen tan extremo? La respuesta que aporta la escuela de Frankfurt se vincula con el profundo respeto a la autoridad y el no cuestionamiento de las órdenes, sumado a la férrea disciplina, que están en la esencia del espíritu alemán. Por eso consideran que reforzar la democracia y la participación popular es tan importante, porque si en el futuro algún grupo lograra imponerse a los demás por la fuerza y construir una imagen de autoridad, el germen que los llevó a la hecatombe sigue vivo y podría arrastrarlos nuevamente al abismo. Los filósofos de la escuela Frankfurt van a introducir el concepto de Razón instrumental. Reflexionando sobre cómo pudo la Razón de la Ilustración, esa que iba a ser capaz de iluminar a la humanidad trayendo progreso y conocimiento, cómo pudo suicidarse del modo en que lo hizo. Su respuesta es que la razón se transforma en una razón instrumental, en un instrumento al servicio del autoritarismo. Nunca debemos olvidar que Alemania fue la cuna de algunos de los más grandes pensadores de la humanidad. Marcuse, dentro de la misma línea de pensamiento y basado en las teorías de Freud, en su obra “Eros y civilización” plantea el eterno debate de las dos fuerzas primigenias de la humanidad: la sexualidad (eros) y el miedo a la muerte (Tanatos). El autoritarismo, la obediencia y el control en la sociedad por parte del estado del Tanatos y el erotismo es lo que puede llevar a un pueblo a locura colectiva. El proyecto del Reich se basaba sobre el Tanatos, la guerra como único objetivo no es otra cosa que diseñar un plan para matarnos entre todos.

#Eros y civilización

#Escuela de Frankfurt

En resumidas cuentas, Alemania tendrá que aprender a vivir con sus demonios, todos los pueblos los tienen, y la clave de la ventaja histórica será no solo aceptar esos demonios, sino mejor aún, convertirlos en virtudes que les permitan prosperar y salir adelante. Dejar atrás el belicismo no será fácil, Alemania se unificó en 1871 alrededor del proyecto militar prusiano, centrado en el ideal del soldado y el guerrero alemán. Sobre ese ideal se edificó la nación. El arquetipo mitológico germano es el guerrero. En un mandato inconsciente muy fuerte y profundo. Y sin embargo lo lograron, se convirtieron en un pueblo dedicado a la paz. Convirtieron sus defectos en virtudes. Se juntaron, se apoyaron y buscaron entre todos encontrarle un sentido a su vida: RECONSTRUIR ALEMANIA. Ese era su motivo para levantarse cada día. Toda la razón de la vida de esa gente era pegar “este ladrillo con este otro”, no dejarse vencer por la adversidad, sacar adelante la siguiente generación. Se fueron poniendo objetivos: “cuando se levanten todas las paredes que las bombas derribaron”, “cuando se fabriquen 20.000 unidades de la VW”, “cuando sean capaces de fabricar objetos tan perfectos que todo el mundo los reconozca por su calidad”, cuando todo eso suceda, ALEMANIA SE SALVARÁ.


La semana que viene nos espera otro capítulo desgarrador: La reconstrucción de Japón después de las bombas atómicas. Hasta la próxima...

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