LA CAÍDA DEL FRENTE ORIENTAL (CAPÍTULO 22)


Stalin hace planes, si juega sus cartas con astucia podrá negociar el control de muchos territorios cuando la guerra termine. Pero antes, tiene que expulsar a los alemanes: la Batalla de Kursk y la Insurrección de Varsovia. La cuenta atrás del Reich ya está corriendo...

LA CAIDA DEL FRENTE ORIENTAL

EL ALZAMIENTO DE VARSOVIA


Para poder llegar a la Conferencia de Yalta con todo el poder de negociación, el plan de Stalin consistía en expandir los territorios de la URSS a través de la liberación de los países ocupados de Europa del este. Tenía la convicción que si esos países ya se encontraban bajo su control, tendría derecho a reclamarlos como zona de influencia (como el instituto de la posesión en el derecho). Pero antes de poder avanzar sobre los países de Europa oriental, primero debía vencer a los alemanes en tierra rusa y comenzar la persecución hasta la caída final de Berlín.

BATALLA DE KURSK

Para poder vencer a los alemanes, los rusos contaron con dos ventajas: un interminable aprovisionamiento de recursos por parte de sus aliados, y el hecho de haber aprendido las tácticas de los propios alemanes para usarlas en su contra. El plus de motivación lo daba el odio visceral que los rusos venían acumulando desde que había comenzado la invasión alemana, y que esperaban pacientemente vengar con creces.

La batalla de Kursk se conoce como la batalla de tanques más grande de la historia. El detalle curioso fue que los rusos aguardaron la llegada de los ejércitos alemanes con las tropas y los tanques enterrados. Cuando estuvieron cerca, los atacaron y los diezmaron. La consecuencia principal de esta batalla, fue que entre los batallones alemanes se encontraban las élites de las SS (siempre reconocidas como las tropas más virulentamente fanáticas del Reich); por lo que en tierra rusa quedó derrotado lo mejor que le quedaba al ejército alemán. Después de aquí, solo quedaba retroceder.


Batalla de Kursk


En las batallas en tierra soviética se dio una sucesión de hechos a escala de lo que fue  la guerra en general. Primero un avance incontenible de los alemanes. Un punto donde logran contener ese avance (Stalingrado). Una derrota que marca el punto de inflexión (Kursk). Y de allí en más retroceso y derrota final.
Como hemos dicho, el plan de Stalin (que se hará evidente en Yalta) consiste en avanzar sobre todos los territorios que pueda, liberarlos y una vez adentro, reclamarlos como zona de influencia. Por esta razón, y llegados a Polonia, en lugar de entrar a Varsovia, se desvían hacia los Balcanes. Allí hay mucho trabajo que hacer y es preciso llegar antes que los aliados occidentales. No vaya a ser que le ganen de mano.

En este punto, ya comenzada la liberación y con el Reich con las horas contadas, es necesario analizar la situación de varios países que se habían “aliado” a Alemania, o que por lo menos habían colaborado con ella. Ya sea porque apostaron a ganador, porque creyeron que así se evitarían la destrucción o porque compartían los valores nazis, hubo varios casos de países-filiales, especialmente en Europa del este.
Finlandia: antes de que comenzara la guerra, los finlandeses habían resistido heroicamente el intento de invasión por parte de Rusia (hecho que había motivado a Hitler  a creer que el ejército rojo sería fácil de vencer); y una vez comenzada la guerra, se aliaron con Alemania en contra de Rusia. Sabido es que Rusia siempre le tuvo ganas a Finlandia (y también a Lituania, Letonia y Estonia) para asegurarse la salida al Báltico.

Cuando Alemania comenzó a desmoronarse en el frente oriental, Finlandia se dio cuenta que no tiene chance y pidió un armisticio. Pidió salirse de la guerra, pero conservando su territorialidad. Esto era mucho pedir, teniendo en cuenta su posición. Recordemos los esfuerzos denodados de De Gaulle para lograr algo semejante en Francia, y ¡¡¡la resistencia francesa había luchado contra Alemania!!!. Sin embargo, y en una muestra más de que las reglas y los principios siempre parecen ser flexibles en el ajedrez internacional, le concedieron la petición a Finlandia, con el argumento de que era evidente que Rusia había tratado de invadirla antes de la guerra y que aliarse con Alemania era “su única forma de defenderse (¿!)”

Rumania: el dictador Antonescu era partidario de los nazis. Cuando Alemania se las empezó a ver complicadas, los rumanos hicieron la misma jugada que los italianos, depusieron al tirano y se aliaron con los aliados, estableciendo un gobierno constitucional.

Hungría: este país también colaboró con los nazis. Había dentro de Hungría un cuerpo armado, un partido pro nazi y antisemita llamado “Partido de la Cruz Flechada”.
Símbolo de la Cruz Flechada


#La caja de música (película)

Croacia: en este país balcánico directamente se montó un estado filial del 3er Reich, algo así como una sucursal voluntaria. Se lo conoció como la Ustacha y fue un régimen de tremenda crueldad que no solo persiguió a los judíos sino también a otras naciones yugoslavas con las que históricamente tenían conflictos, y aprovechando los tiempos les ajustaron cuentas. El caso de Croacia fue el único que se resolvió internamente (sin intervención de los aliados).
Había en Yugoslavia un líder que tenía la absoluta convicción de no ser parte del menú en la mesa de los aliados: Josip Broz “Tito”, y sobre él que ya hablaremos extensamente cuando analicemos la posguerra. Tito organizó milicias partisanas en Serbia, unió a las distintas naciones eslavas contra el enemigo común, y consiguió que los alemanes no puedan apoderarse por completo del territorio yugoslavo. Ya que, si bien los nazis tomaron las ciudades, no pudieron vencer a los partisanos de Tito apostados en las montañas. Cuando ya el poderío alemán estaba en decadencia, Tito lideró la liberación y acabó con la Ustacha, formando la segunda Yugoslavia que tendrá un papel protagónico en la posguerra.

Símbolo de la Ustacha

Así va avanzando Stalin, liberando países e interviniéndolos, con el objeto de llegar a la Conferencia de Yalta con los hechos consumados. Yalta y Postdam son el resultado político, la formalización de lo que se decidió en los campos de batalla.

LA INSURRECCION DE VARSOVIA


Polonia nuevamente es el enclave de la discordia. Ya hemos dicho que el karma de Polonia es que está irremediablemente enferma de geografía. Allí, entre germanos y eslavos, y siempre como prenda de cambio en los conflictos entre ellos. A Polonia ya se la habían repartido entre Austria, Rusia y Prusia y dejó de existir como estado durante 150 años. Recuperó su soberanía después de la 1ª GM; pero le duró poco, ya que resultó invadida, dando comienzo así a la 2ª GM. El pueblo polaco no tiene paz.

Gueto de Varsovia durante la guerra

Lo que queda hoy del gueto de Varsovia


Y no la tendrá aun en los tiempos por venir. El ejército rojo ya estaba a sus puertas, pero en lugar de entrar, Stalin convenció a los polacos para que se alcen en un último levantamiento contra los nazis. Con lo que les quedaba, después de 5 años de ocupación nazi. Y allí fueron. Con la convicción de que los rusos los apoyarían. Los polacos no se llevaban bien con los rusos, y les sobraban razones: en otras oportunidades ya se los habían repartido; el Pacto de No agresión entre Hitler y Stalin era justamente un acuerdo para invadir Polonia; la masacre de Katyn. Pero creyeron honestamente que ésta era la oportunidad para superar todos los conflictos polaco-soviéticos combatiendo juntos contra el enemigo común.

La situación de Polonia había ido cambiando a lo largo de la guerra. En un principio, los aliados aceptaron a los gobernantes polacos como gobierno en el exilio (status que no le reconocieron a De Gaulle). Y las tropas polacas luchaban hombro a hombro junto a los ejércitos aliados.  Pero a esta altura de los acontecimientos y cuando los aliados ya piensan más en Yalta que en Berlín, Polonia vuelve a estar en peligro. Rusia detiene el avance de los tanques y aguarda para ver cómo los polacos intentan una última  insurrección para defender a Varsovia de los postreros ataques de los nazis.

Los polacos esperaban los refuerzos. Dos meses esperaron. Y nunca llegaron. Resistieron hasta el límite de sus fuerzas. Y fueron aplastados. Hitler dio la orden de convertir a Varsovia “en un lago”. Y una tropa de ingenieros alemanes se dio a la tarea…

“Esta es la cruda verdad. Nos han tratado peor que a los satélites de Hitler, peor que Italia, Rumania, Finlandia. Que juzgue Dios la tremenda injusticia con la que se ha tratado a la nación polaca y castigue a todos los culpables.
Sus héroes son los soldados cuyas únicas armas contra los carros de combate, los aviones y los cañones fueron sus revólveres y las botellas llenas de gasolina. Sus héroes son las mujeres que atendieron a los heridos y llevaron mensajes bajo el fuego, que cocinaron en sótanos bombardeados y en ruinas para alimentar a niños y adultos y que aliviaron y reconfortaron a los moribundos. Sus héroes son los niños que siguieron jugando entre las ruinas humeantes. Este es el pueblo de Varsovia.
Inmortal es la nación que puede lograr un heroísmo tan universal. Porque quienes han muerto han vencido, y quienes todavía viven seguirán luchando, seguirán venciendo y dando testimonio una vez más de que Polonia no ha perecido mientras sigamos con vida”
Llamamiento final del consejo patriótico
Del libro “Chicos de Varsovia: una hija,
 un padre y las huellas de la mayor
 insurrección contra los nazis”
Ana Wajszczuk
www.youtube.com/watch?time_continue=408&v=twDouTqS4c8 (sobrevuelo sobre Varsovia después de la destrucción nazi)

Una vez más Polonia lucha por su existencia, y una vez más es abandonada. Todos le sueltan la mano. Exterminada por sus enemigos y traicionada y vendida por sus amigos. La sacrificaron en el ajedrez del gran juego. Después de la destrucción de los nazis, Stalin reclama Polonia, y la agrega a su zona de influencia.

Por todo esto, para los polacos, la guerra “no terminará” en el ´45, sino recién cuando caiga el régimen soviético al que quedarán sometidos durante la guerra fría. Y por esas paradojas de la historia, una de las principales causas por las que el régimen se desintegrará será la venganza de Polonia.

Y mientras todo esto ocurre en el frente oriental, en el frente occidental, los alemanes se juegan la última carta de la victoria. La ultima contraofensiva de la guerra. La batalla de las Ardenas. Allí se toparon con las tropas que habían dejado en la retaguardia los estadounidenses, que no se esperaban el ataque de los alemanes. Hitler creía que podrían vencerlos y empujarlos hasta el mar, para así, convencer a Gran Bretaña de pactar una paz por separado. Los alemanes ya andaban cortos de municiones y recursos y no pudieron doblegar la resistencia de los norteamericanos. Estos resistieron hasta que cambió el clima y pudo llegar Patton con toda la fuerza de los aliados para apoyarlos. Y así murió la última esperanza alemana, derrotados en su última ofensiva, perdiendo valiosos recursos que se hubiesen necesitado para defender Alemania. Ahora solo quedaban los “ejércitos fantasmas” que Hitler movía  frenéticamente sobre el mapa y que nunca llegarían a Berlín.


La semana que viene: La caída de Berlín, no hace falta agregar nada más. Hasta la próxima...


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