CONFERENCIA DE YALTA (CAPITULO 21)



La suerte de Alemania ya está echada. Los aliados se reúnen en esta conferencia de trascendental importancia, ya no para la guerra sino para todo lo que resta del siglo XX. ¿Qué se negoció en Yalta? ¿Cómo desembocó todo esto en la Guerra Fría? Además la creación de la ONU y los criminales bombardeos aliados sobre Alemania


CONFERENCIA DE YALTA

FEBRERO ´45


 Es irreversible, la suerte de Alemania ya es solo cuestión de tiempo. En estas circunstancias, se impone que los futuros vencedores comiencen a planear la posguerra. ¿Qué van a hacer con el mundo? Este tipo de reuniones en las que se decide la geopolítica europea, y por añadidura la mundial, no son nuevas. Ya después de vencido Napoleón, los monarcas europeos se reunieron para formar la Santa Alianza de 1815 y comenzar el período de la Restauración. Aquí, en Yalta, se va a decidir, no solo el destino de los 12 países ocupados (algunos de los cuales ya habían sido liberados, e intervenidos) sino muchas otras cuestiones relativas a los intereses de las 3 potencias aliadas (y de Francia). Lo decidido en esta cumbre delineó el mundo tal como lo conocimos quienes nacimos en las postrimerías del siglo XX. Las consecuencias de lo acordado en Yalta harán que para varios países, la guerra no termine o se sienta hasta la caída del muro de Berlín. La relevancia de esta reunión fue extraordinaria. El curso de la historia de la segunda mitad del siglo XX (y bastante de lo que va del presente), el destino de millones de personas en todo el mundo dependerá del acuerdo al que lleguen Stalin, Churchill y Roosevelt.
Esta reunión marca un punto de inflexión absoluto respecto de las reuniones llevadas a cabo con anterioridad y la que sobrevendrá después. En las cumbres anteriores, los líderes aliados se reunían para acordar estrategias comunes, planificar batallas, y decidir objetivos. El enemigo común siempre era Alemania, y eso mantenía los consensos. En esta etapa de la guerra, y con la derrota de Alemania en la puerta, empiezan a aparecer los intereses particulares de cada nación. Los 3 grandes empiezan a mostrar los dientes. Aunque el clima todavía es de camaradería y festejo, es la hora de defender lo propio, y nadie quiere perder. En Postdam (entre julio y agosto de 1945), y con Alemania ya derrotada, el clima no será el mismo. Hay una sensación de que los acuerdos de Yalta no se cumplieron del todo, los integrantes de la cumbre ya no son los 3 camaradas que vencieron a Hitler, y la tensión en el ambiente se sentirá.

Repasemos un poco quiénes eran estos líderes aliados y qué pasó con ellos entre Yalta y Postdam. Los 3 grandes, como se los conoció eran Josif Stalin, líder de la URSS, sería el único que perduraría en ambas cumbres (y seguiría bastante tiempo más al frente de la Unión Soviética una vez terminada la guerra). Winston Churchill, el inoxidable 1er Ministro británico. Ya había participado en la 1ª GM como Lord del Almirantazgo y como oficial en el frente. Ya comenzada la 2ª GM fue elegido casi por aclamación, después del fracaso diplomático de Neville Chamberlain y el Tratado de Múnich. Fue quien lideró a Gran Bretaña en la épica resistencia de los primeros tiempos de la guerra y de la Batalla de Inglaterra, cuando la isla aguantaba con heroísmo y en soledad  (hasta la entrada de los EEUU) al ejército alemán. Fue quien infundió valor y coraje a su pueblo, preguntándoles todas las mañanas por la radio “¿Qué está haciendo Ud. hoy para ganar la guerra?”. Los ingleses le reservan al “León Británico” todo el honor y todo el respeto. Pero… en las siguientes elecciones (en julio de 1945) no fue renovado su cargo como 1er ministro, para el que sería electo Clement Attlee (él representaría a Gran Bretaña en la Conferencia de Postdam). Y es que el pueblo inglés creía que quien los había liderado a la victoria en la guerra, no era el personaje más adecuado para liderarlos en la paz. Estaban convencidos que para los tiempos que venían, hacía falta una personalidad más conciliadora, un espíritu de paz, y Churchill no cumplía esos requisitos. Él era un guerrero, era un luchador, era un león que salvó a Gran Bretaña  con toda su fuerza, como siempre lo soñó. Pero ahora, hacía falta otra cosa.

Circula un chiste o anécdota de aquella época, de la que no consta su veracidad. Y dice que Stalin le pregunta a Churchill como puede ser que ya no sea el 1er ministro británico. Y Churchill le responde: “vera, en mi país, existen dos partidos políticos, y yo represento a uno de ellos. Y mi partido acaba de perder la elección” Stalin por supuesto no “entiende” ni encuentra gracioso la existencia de más de un partido político y mucho menos la posibilidad de que haya elecciones donde quepa la chance de perder.

Los líderes aliados en la Conferencia de Yalta


El tercero, Franklin D. Roosevelt, fue varias veces presidente de los EEUU. Obtuvo su prestigio, entre otras cosas, por haber sacado al país de la Gran Depresión por vías democráticas (Mussolini y Hitler también lo habían hecho pero dentro del marco de modelos totalitarios) a través del New Deal. Roosevelt murió repentinamente en su escritorio poco tiempo después de la Conferencia de Yalta. Lo sucedió su vicepresidente Harry Truman, quien asistió en representación de los EEUU a la Conferencia de Postdam. Truman tenía un perfil y una personalidad completamente diferentes a Roosevelt. Siempre quedarán pendientes las preguntas sobre si Roosevelt hubiese tomado la decisión de lanzar la bomba atómica, si hubiese permitido que las fricciones del reparto del mundo que se dio en las Conferencias desembocara en la Guerra Fría. No son más que especulaciones, y las hipótesis contra fácticas nunca pueden demostrarse, pero sin dudas son cuestionamientos válidos, ya que esas dos decisiones del presidente Truman afectarían el destino de millones de personas durante muchos años, eso, descontando los muertos y la tragedia ocurrida en Hiroshima y Nagasaki. Truman y Stalin ya de entrada no hicieron buenas migas, y la tensión entre ellos derivaría en el sistema bipolar que conoció el mundo en la segunda mitad del siglo XX. Roosevelt tenía un sueño que dejó como legado antes de morir aunque no llegó a verlo desarrollado, y que conforma el sistema de seguridad colectiva que hoy tenemos: la Organización de las Naciones Unidas. En seguida retomaremos con esta institución trascendental de nuestros tiempos.

Pasemos a analizar brevemente qué intereses tenía cada uno de los integrantes de la mesa, qué objetivos individuales para su nación quería lograr, y cómo estos intereses se contraponían unos a otros.

Antes que nada, debemos notar que Francia, pese a todos los esfuerzos realizados por De Gaulle, no fue invitada a la Conferencia. Se cree que una de las principales razones por las que no se invitó a Francia, tiene que ver con el “veto” de Roosevelt. El norteamericano tenía miedo de que los franceses volvieran a meter la pata como lo habían hecho en Versalles. La venganza francesa contra Alemania hizo la que Gran Guerra haya sido la 1ª y no la única. Y Roosevelt no estaba dispuesto a que eso se repitiera. De Gaulle, quien por supuesto estaba profundamente ofendido, también sentía miedo, ya que suponía que “si no estaba en la mesa, estaba en el menú”.

En la mesa de los intereses, los había de lo más variado. Stalin pretendía que se le reconociera a la URSS todos los territorios hasta donde llegara con sus ejércitos (considerando que llegó hasta Alemania, y liberó Berlín). Las otras potencias, en parte concedieron que la Unión Soviética recibiera muchos territorios, ya que fue la que cargó con los sacrificios más grandes de la guerra (en muertos y librando batallas en su tierra). EEUU quiere que la URSS le declare la guerra a Japón para intentar neutralizarlo por el lado del Pacífico. Principalmente, lo que querían era que las tropas rusas ayudaran a vencer a los ejércitos de tierra japoneses (que nunca fueron vencidos). Esta petición era realmente mucho pedir, después del costo en vidas y en destrucción que Rusia tuvo que pagar para detener y expulsar a los alemanes. Gran Bretaña por su parte, quiere conservar su imperio, y ver si puede anexarse algún territorio más.

Con la mesa así servida, el menú era el siguiente: la bendición para la creación de la ONU, la división de Alemania, los Balcanes, las fronteras de Polonia, y en general toda la geopolítica mundial. Casi nada. Como en toda mesa de caballeros, no pueden faltar las servilletas, parece que Stalin y Churchill usaron las suyas para dividirse el mundo, más o menos así,  y que sería a la postre lo que dejaría servido el bipolarismo mundial de la segunda mitad del siglo xx,  la nación que liberara los  territorios, impondría  su régimen político y económico. Así, Europa quedaría dividida en una parte comunista y otra capitalista.

Por último, y por separado, veamos en qué derivó el sueño y legado de Roosevelt. La ONU fue su última contribución al mundo. Para él, este organismo tiene la máxima importancia, después de lo que fue el fracaso de la Sociedad de las Naciones. Si ésta hubiese funcionado, no hubiese existido la 2ª GM. Roosevelt consideraba fundamental, más allá de las profundas diferencias políticas entre sus países, que la URSS de Stalin tenga un lugar en lo que sería el Consejo de Seguridad, y tenga el derecho a veto. De no ser así, sería como EEUU que no suscribió a la Sociedad de las Naciones. Los países que integran el Consejo de Seguridad, son los vencedores de la contienda, para los que dicen que la victoria no da derechos. Y más allá, de todos los defectos que sin ninguna duda tiene el organismo, es el único mecanismo de intermediación a nivel planetario. La prohibición de la guerra preventiva y la universalización de los DDHH se cuentan, sin lugar a dudas, entre sus máximos aportes a la Seguridad Colectiva.


Finalmente en Yalta se decide, no la capitulación de Alemania, no su derrota, sino su aniquilación. Comienzan los bombardeos en alfombra.

BOMBARDEOS

Si bien se venían realizando bombardeos sobre territorio alemán desde la Batalla de Inglaterra, es en este último período de la guerra cuando la táctica de bombardear para destruir industrias estratégicas y para disminuir la población productiva se pone furibunda. Los incesantes avances tecnológicos permiten que bombarderos más grandes y con más autonomía lleven adelante lo que se conocerá como bombardeo en alfombra.

Hasta la 2ª GM la aviación había sido fundamentalmente un apoyo para las tropas de tierra. Pero desde el Blitz sobre Londres, y de allí en adelante se convertiría en un arma en sí misma. A partir de esta época se desata todo el horror y la barbarie de las guerras modernas, dado que en un principio los bombardeos comienzan siendo estratégicos, para luego convertirse en masivos e indiscriminados. Sobre población civil, y aún en ciudades y zonas donde no hay objetivos de ningún interés militar. Básicamente consisten en matar a todo lo que se mueva.

Ciudades como Bremen, Stuttgart y Colonia, con su hermosísima catedral que resultó dañada pero sin llegar a destruirse.  Se dice que los pilotos la usaban como referencia para saber dónde bombardear por su impresionante altura.

La hermosísima catedral de Colonia en pie y a su alrededor destrucción y desolación


Los bombardeos se sucedían de día y de noche, la exhausta Luftwaffe, que apoyaba al ejército alemán en Kursk se vino inmediatamente a defender a Alemania de los bombardeos.

Particularmente en el bombardeo a la ciudad de Dresde, los aliados cruzarían esa delgada línea que se pasa de víctimas, a libertadores, para finalmente convertirse ellos mismos en victimarios. Pero por todas estas muertes y destrucción innecesaria nadie los juzgará porque fueron los vencedores, y ellos son siempre los que cuentan la historia.

Dresde era la “porcelana china de la casa alemana”, una ciudad medieval, bellísima, donde se conservaba un legado cultural inmenso en su Universidad y biblioteca. No había allí industrias estratégicas, ni objetivo alguno que pudiera servir para debilitar al ejército alemán. Toda su población era civil y la destruyeron por completo. Lanzaron oleadas de bombas explosivas e incendiarias para incrementar el daño. Bombardearon las estaciones de servicio y los cuarteles de bomberos, para que no puedan apagar los incendios. 150.000 civiles murieron quemados y eso no sumó absolutamente nada para la victoria sobre los alemanes.

Montaña de cadáveres después del bombardeo sobre Dresde

Así quedó la bellísima ciudad de Dresde, cuya población era por completo civil
































Estos crímenes, como dijimos antes, no fueron juzgados por tribunal alguno. A nadie le preocupó el destino de tantos alemanes, ni el terror de los civiles cuando el cielo se oscurecía de aviones, ni el infierno por el que pasarían cuando la guerra terminase, con su tierra completamente destruida.

Tristemente, este fue el principio de una nueva forma de planear la guerra. Por el aire, con bombardeos combinados de bombas explosivas, incendiarias, de retardo y más adelante con agente naranja y napalm. En esta guerra, y de aquí en más se rompen todos los códigos con respecto a los civiles. Para contrarrestar tanta barbarie se reglamentará el DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

El aterrador saldo de este infame capítulo de la guerra fueron 1.000.000 de civiles muertos y una enorme cantidad del legado cultural alemán destruido irremediablemente. Recordemos que Alemania fue la tierra de los nazis, pero también vio nacer a Hegel, a Nietzsche, a Kant, a Schopenhauer, a Beethoven y a tantos otros.

La próxima semana nos aguarda el desmoronamiento del frente de Europa orienta, Stalin avanza sobre los territorios que pretende controlar y se ensaña en Berlín. Hasta la próxima...










Comentarios

  1. Que terrible ha sido la historia.Y lo más descabellado es que se sigan bombardeando por estos días ciudades,hospitales y escuelas,matando inocentes...

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  2. Hasta la semana que viene Mariana. Beso.tqm.

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