LA CRISIS DE LOS MISILES CUBANOS (Cap.43)
La Guerra Fría llega a América de la mano de la Revolución Cubana, el patio trasero de los EEUU. Las fichas se acomodan en el tablero y estuvimos a nada de una 3a guerra mundial, atómica.
LA CRISIS DE LOS MISILES CUBANOS
EL AÑO QUE ESTUVIMOS EN PELIGRO
Hubo un momento en que la Guerra Fría estuvo al borde de
llevarnos a todos a la destrucción total y a la 3ª Guerra Mundial: OCTUBRE DE
1962. El lugar: La isla de Cuba. Y aquí es válido preguntarse ¿Qué estamos
haciendo de repente en Cuba? ¿La movida bipolar no estaba en Vietnam? ¿Cómo
llegamos a América? Y la respuesta es: de la mano de la Revolución Cubana.
LA REVOLUCIÓN CUBANA – LA GUERRA FRÍA LLEGA A AMÉRICA
Ya a esta altura de las circunstancias, ante cada nuevo
bloque continental que se suma al ajedrez de la Guerra Fría, se impone
recapitular e hilvanar parte a parte, cómo se fue montando el conflicto a
escala planetaria. La guerra fría comenzó en Europa del Este, con la toma de
los países liberados por Stalin (después de la 2ª GM); sigue en Asia con la
Revolución China (+ Corea + Vietnam); y llega a América de la mano de Fidel, el
Che y la Revolución Cubana.
La Revolución fue la reacción a un régimen terriblemente
corrupto (de Fulgencio Batista) que había transformado a la isla en el “burdel
de EEUU”, mientras el pueblo estaba en una situación de hambre y miseria
terrible. Decididos a torcer el destino, un grupo de intelectuales toma,
primero, el Cuartel de Moncada y luego, directamente el poder (el 1/1/1959).
Entre las primeras medidas que toman los revolucionarios está la
nacionalización de muchos recursos, y eso, necesariamente afecta los intereses
de EEUU en la isla. Por lo que la potencia del norte declara un BLOQUEO
CONTINENTAL y deja a Cuba, totalmente aislada del comercio. Sobre los países
que osen romper el bloqueo pesa una amenaza de sanciones apocalípticas por
parte de los EEUU. Y ahí la dejan a Cuba, que es una isla, sola e indefensa
frente al mundo económico de América latina.
Pero como siempre hay un roto para un descosido, la URSS, que
se caracteriza por no dejar ninguna oportunidad
fortuita que se le presente sin aprovechar para mejorar su posición
internacional, se acerca a la isla solita y desamparada y le hace ojitos con su
impresionante capacidad de seducción de superpotencia internacional (algo así
como la película Mujer Bonita pero sin Julia Roberts y Richard Gere). No hay
manera que los soviéticos dejen escapar una oportunidad como esa: Cuba, a 90
millas de Miami, sola, bloqueada e indefensa, y con muchas ganas de ser
revolucionaria. Si lo hubiesen pedido, no podría haber resultado tan perfecto.
Y allí fueron, se pusieron sus galas de potencia militar y patria socialista,
un poquito de perfume y le dijeron: “Ay mi linda Cuba, te veo como solita, como
aisladita, como bloqueadita, ¿en qué puedo ayudarte?”. Y así como quien no
quiere la cosa, la guerra fría se instala a nada menos que 90 millas de Miami.
Es la locura colectiva en el gran país del norte. Nunca (salvo en su propia
guerra de Secesión) los conflictos armados les tocaron en su tierra, ni cerca.
Y tanto Roosevelt como Truman se habían ocupado de dejar la cuestión bien clara
en Yalta y Postdam: nadie se mete en la zona de influencia del otro. Y Cuba,
más que zona de influencia, era directamente rancho. Pero las circunstancias y
el bloqueo continental decretado por los EEUU cambian la lectura. Si la
Revolución Cubana iba o no a ser marxista es algo que nunca sabremos. Si ese es
el destino que los revolucionarios querían darle a su gesta o por el contrario
habían soñado con rumbos diferentes y autónomos, nunca los sabremos. Pero sí
sabemos que no les quedó otra opción. En tiempos de bipolaridad y de guerra
fría, si no estás con uno, entonces estás con el otro.
La URSS se hace cargo de Cuba, y ésta a su vez se transforma
en su punta de lanza, en su avanzada contra los yanquis. A cambio de su
protección, la URSS va a controlar y decidir los destinos de la isla de manera
total. La suerte de los cubanos quedó total y absolutamente ligada a la suerte
de la guerra fría.
EL MARCO – LOS ANTECEDENTES
Previamente a referirnos a los acontecimientos puntuales del
capítulo que nos ocupa, es necesario agregar ciertos condimentos contextuales,
que servirán para comprender las actitudes adoptadas más adelante por los
protagonistas.
- ·
En
primer lugar, cuando en 1961, Stalin decide construir el Muro de Berlín,
separando físicamente a las dos Alemanias (que ya estaban separadas en los
hechos y la política), los EEUU eligen interpretar este hecho como una cuestión
interna entre los alemanes del este y los soviéticos. Siendo que el muro se
había construido para evitar que los alemanes del este se pasaran hacia el
oeste (que ya comenzaba con su repunte económico). La cuestión es que EEUU no
interviene. Muchos interpretaron esta abstención como un síntoma de debilidad.
- ·
En
segundo lugar, y ya producida la Revolución Cubana, le llega la información a
Kennedy para realizar una invasión a Cuba con el apoyo de los miles de cubanos
exiliados en EEUU que huyeron de la revolución. Éstos planean recuperar la isla
y le aseguran al presidente norteamericano que cuentan con gran predicamento
entre el pueblo cubano que quedó “atrapado” allí. Así, entre ambos se planea la
invasión a Bahía Cochinos. El asunto es que cuando ésta se llevó a cabo, ni el
pueblo cubano apoyó la invasión para echar al régimen revolucionario, por el
contrario, sale a apoyar a Fidel ; ni los EEUU dieron todo su apoyo al final.
Kennedy a último momento decide no
mandar apoyo de la aviación (clave para asegurar la contundencia), y la
invasión se queda como a mitad de camino, sin ir a fondo. La moraleja es que el
apoyo del pueblo cubano termina fortaleciendo a Fidel (cuando la intención de
la invasión era todo lo contrario) y el resultado político es totalmente
adverso a Kennedy, ya que se lo acusa de debilidad y falta de decisión.
A esta altura de los acontecimientos,
y con todo lo que hay en juego, dos acusaciones de debilidad en un intervalo
tan corto de tiempo, es inadmisible para quien pretende plantarse ante el mundo
como la superpotencia internacional. En la próxima oportunidad que se presente
no se van a andar con titubeos y medias tintas.
Desgraciadamente, la oportunidad, no
tardó en llegar.
LAS FICHAS SE UBICAN EN EL TABLERO
Mientras tanto, Turquía (¿Turquía? Sí, Turquía) quiere
modernizarse, y ve que el tren del desarrollo y el billete viene por el lado de
los occidentales, de manera que se mete en la OTAN y accede a que su territorio
sirva como emplazamiento de misiles de la Organización. Pero hay un pequeño
asuntito dando vueltas, y es que Turquía es la frontera de la URSS. Y si Cuba
es rancho, Turquía también. Entonces, cuando EEUU emplaza finalmente los
misiles en Turquía, la URSS considera que ya es tiempo de que sus enemigos
también sientan la amenaza cerca de su propia casa, y como retaliación, deciden emplazar misiles
nucleares en la isla de Cuba.
En todo este barullo nuclear, un espía ruso, llamado Dmitri
Poliakov, les pasa información a los norteamericanos sobre la verdadera
capacidad atómica de la URSS (que al parecer no era tan grande como éstos
querían hacer creer). De modo que, cuando se detectan los primeros movimientos
para emplazar los misiles en Cuba, se desata la crisis. Kennedy, con la
información de Poliakov, sabe que tiene resto para agrandarse frente a la
“agresión”, sabe que puede presionar todo lo que quiera porque se sabe en
ventaja. EEUU no estaba para tolerar este tipo de provocaciones tan cerca de su
casa.
DOS MONOS CON NAVAJAS SE ECHAN UN PULSO
Dentro de los EEUU, como en todos los países, hay “halcones y
palomas”, por lo que, cuando llega la información sobre el emplazamiento de los
misiles, unos le aconsejan a Kennedy que bombardee de una vez las bases, los
aviones y los misiles. El presidente norteamericano es consciente de que es
momento de ser firmes y contundentes, pero tampoco come vidrio, y
afortunadamente se da cuenta de que la cosa es delicada. Opta por una
ADVERTENCIA: amenaza con hundir los barcos que están trayendo todo lo necesario
para el emplazamiento y avisa a las FFAA que se preparen para una posible
guerra nuclear. El 22 de octubre, Kennedy le habla al pueblo norteamericano (ya
habían llegado a Cuba 42 misiles soviéticos). El peligro de la destrucción era
inminente. Sin embargo, nadie da un paso atrás. Toda la humanidad está al borde
de la guerra termonuclear y las dos potencias se muestran los dientes,
echándose un pulso.
“Dos
gallitos de pelea, con armas nucleares, es una irresponsabilidad histórica de
marca mayor. ¿Hasta qué punto estaban dispuestos a llegar para probar su
superioridad como potencias?”
Este fue, sin dudas, uno de los momentos más peligrosos de la
guerra fría (si los barcos no se regresaban, y los norteamericanos los volaban;
los soviéticos lanzaban los misiles que ya estaban en Cuba, y a su vez, los
estadounidenses hacían lo propio en Turquía, y así hasta el infinito). UNA GUERRA NUCLEAR NO TIENE GANADORES.
TODOS PERDEMOS. Esto es un pulso de la arrogancia de 2 superpotencias
enfrentándose a dentelladas con poder atómico. El mundo sí estuvo al borde de
la 3ª GM de la mano de la insensatez y la arrogancia. Esos días fueron de gran
temor y zozobra. Muchas veces habremos estado cerca sin saberlo (errores,
simulacros, etc), pero ésta fue pública.
A último momento, Krushev decide devolver los barcos. El
mundo respira aliviado.
EL TRATADO KRUSHEV-KENNEDY
Resuelta la crisis, y calmadas las aguas, ambas potencias se
sentaron a negociar:
- EEUU
se comprometía a no invadir Cuba. Nunca. A pesar de que, hasta entonces pudiera
hacerlo gracias a la Enmienda Platt (de la época de la Independencia cubana de
España)
- ·
La
URSS retira los misiles de Cuba y se compromete a no ponerlos nuevamente allí.
Jamás.
Se dice que por debajo de la mesa, Krushev le arrancó a
Kennedy el compromiso de que EEUU, a su vez, retirara los misiles de Turquía
(porque después de todo, por ahí había comenzado el entuerto). Ésta negociación
nunca se hizo pública ni expresa en el tratado, pero, por esas casualidades de
la vida, poco tiempo después de firmado el acuerdo, EEUU efectivamente retiró
los misiles de suelo turco.
¿CÓMO QUEDARON LOS POROTOS?
¿Cuáles fueron las consecuencias de esta crisis y el modo en
el que se resolvió para la URSS, para EEUU, y para el mundo?
La crisis era para uno o era para el otro: Si Kennedy hubiese
cedido, lo hubiesen bajado del poder. Como el que cedió fue Krushev, el ala más
dura de la URSS lo consideró una debilidad, y poco tiempo después, mientras
estaba de vacaciones en Crimea, lo bajan del poder, y así comienzan los tiempos
de Breshnev. Así, la era Krushev, el tiempo de la conciliación y la
“convivencia pacífica” (a pesar de lo cerca que estuvimos de que desate la
guerra nuclear), el tiempo de las reformas (a pesar de lo de Hungría) habían
terminado. ¡Imagínense lo que fue después si Krushev era el reformador y el
pacífico! Por empezar, la URSS se mete en serio en la carrera armamentista
(¡porque hasta ahora estaba de mentiritas!) porque se siente vulnerable frente
al poderío nuclear de los EEUU. Eso, traducido a números, significa una ingente
cantidad de dinero para tratar de equilibrarse (cuando con una sola bomba
atómica se destruye todo). A la larga, esta decisión le va a generar a la URSS
una crisis económica de proporciones mayores. Tengamos en cuenta que, en la
ecuación armamentista, esos arsenales consumen una cantidad increíble de
recursos y no producen absolutamente nada que pueda aprovecharse para el
desarrollo de la población. El mundo se había vuelto un lugar mucho más
inseguro (cuantas más bombas atómicas haya, peor).
Para los EEUU, el resultado de la crisis termina por
convencerlos de que la arrogancia garpa, y se sienten reforzados para su
intervención en Vietnam. Se endurece el clima político.
Por suerte, no todas las líneas van para el mismo lado. La
crisis de los misiles también hace tomar conciencia, y comienzan los
movimientos para tratar de controlar la cantidad de armamento. Comienzan a
firmarse los tratados para limitar la proliferación de armas nucleares
(enumerados en el capítulo de la Carrera Armamentista). Comenzaron las
conversaciones, se firmaron acuerdos, de ahí a que se aplicaran en la práctica
faltaría mucho tiempo, pero al menos era un comienzo.
Por lo inminente que fue esta crisis, es que las generaciones
que nacimos después, tuvimos durante mucho tiempo esa sensación de “no hay
futuro”. Esa forma de pensar acarrearía movimientos culturales, artísticos y
filosóficos que todavía resuenan.
La semana próxima, la Guerra Fría no se queda quieta y va por los espacios que le faltan: llega a África de la mano de la descolonización...
Hasta la próxima!Beso.
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