LA RECONSTRUCCIÓN: LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL (CAP. 33)
Último capítulo de la reconstrucción post guerra: la comunidad internacional, todavía consternada por las secuelas de la guerra, se encuentra ante la disyuntiva de cómo resolver la cuestión judía, porque el Holocausto, como vimos, también fue una parte de la guerra...
LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL
La guerra terminó. Los judíos son
liberados de los campos de concentración. ¿Y ahora qué? ¿A dónde van a ir? ¿Qué
va a ser de ellos?
La situación de los judíos
europeos era muy delicada. Habían sido perseguidos, masacrados y exterminados
de manera sistemática e industrializada. Ahora terminada la amenaza, el
calvario no terminaba. Los sobrevivientes de los campos de concentración
provenían de Polonia, Alemania, Francia, Rusia, etc. El régimen nazi los había
trasladado desde todos los países que fueron ocupando y llevándolos a los
campos. Ahora, no tenían un lugar adónde volver. Nadie los reclamaba. No
pertenecían a ningún lugar. Si bien hacía 2000 que estaban asentados en Europa,
ningún pueblo los reclamó como propios; excepto los escandinavos que, una vez
más, dieron un ejemplo de valía y humanidad reclamando a todos sus ciudadanos
judíos liberados. Al mismo tiempo, la comunidad internacional, estaba
lentamente reponiéndose del impacto de la guerra, de la conmoción de la bomba
atómica, estaba empezando a destaparse el horror en los Juicios de Nüremberg
(si bien allí no se conoció lo más macabro del Holocausto, sino hasta los
procesos de Eichman en los años ´60). La conciencia ética de la humanidad
estaba todavía tratando de procesar el horror y la degradación que había
significado la guerra, y por lo tanto estaba susceptible y culposa. Había una
especie de acto de conciencia en el que se preguntaba cómo habían permitido que
el Holocausto tuviera lugar sin ningún tipo de intervención por parte de nadie.
Y no sólo el Holocausto judío, que fue sin lugar a dudas el más conocido. Los
gitanos tuvieron el suyo, y murieron proporcionalmente en la misma cantidad que
los judíos, pero ellos no tuvieron el acceso a los medios y nadie supo de su
tragedia. Los republicanos españoles, que se habían refugiado en Francia, tuvieron
el mismo destino; y cuando llegó el momento de la liberación, tampoco fueron
reclamados por nadie, no tenían una patria a la que volver. En la guerra civil
española había triunfado el franquismo, y El Caudillo gobernaría durante 40
años. Los líderes mundiales creían que debían brindar una solución a la
comunidad judía y darles un poco de paz a los sobrevivientes.
Los sobrevivientes de los campos
eran subidos a barcos, sin rumbo definido. Ningún puerto los quería recibir. No
querían asentamientos permanentes. Temían que aceptarlos les generara
problemas.
La gota que rebalsó el vaso fue el
hundimiento de un barco con 800 sobrevivientes de los campos en el
Mediterráneo. Esas 800 personas habían pasado lo inenarrable, se habían salvado
y cuando por fin estaban a bordo de un barco para forjar un nuevo destino, el
barco se hundió sin un puerto de llegada, y todos murieron. En el puerto de
Haifa, otro barco lleno de sobrevivientes del Holocausto, cambió su nombre a
“Éxodo” y todas las personas a bordo comenzaron una huelga de hambre con el
anuncio de que la llevarían hasta las últimas consecuencias si no los dejaban
desembarcar en Haifa. La conciencia de la humanidad no puede soportar otra
tragedia con este pueblo que ya no tenía margen para más sufrimiento.
HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA
La nación Judía proviene
originalmente de la zona de Palestina. De allí venían y allí regresaron después
del Éxodo de 40 años en el que los guio Moisés desde Egipto. El pueblo judío
desciende de Abraham, al igual que el pueblo musulmán. Ambas religiones tienen
un origen común: unos a través de su hijo Isaac (judaísmo), los otros siguiendo
la línea de Ismael (musulmanes). Según el relato bíblico, Dios prometió a
Abraham la tierra de Canaán, esa era la tierra prometida, y por esa vía ambos
pueblos, judíos y más adelante los árabes musulmanes sentirán ese territorio
como propio. Desde aquel entonces convivieron allí, y consideraron esa tierra
como propia. En épocas del imperio romano, los judíos fueron expulsados de
aquella tierra por sucesivas rebeliones contra quienes eran, por aquellos
siglos, los dueños del mundo. Hace 2000 años fueron expulsados de Jerusalén y
comenzó la diáspora. Los judíos se diseminaron por Europa y se instalaron en
distintos países de la Europa de entonces. Durante los siglos venideros,
sufrirían muchas oleadas de persecuciones y antsemitismo. Pero el nazismo
cruzó todos los límites de lo tolerable.
Como vemos, la tierra donde se
estaba planeando crear el Estado de Israel, pertenece tanto a los judíos como a
los árabes musulmanes. La diferencia es que los árabes quedaron viviendo allí
durante los 2000 de la diáspora judía, y cuando la comunidad internacional
planteó la creación del Estado de Israel en Palestina, no entendieron por qué
debían compartir o abandonar una tierra que habitaban ininterrumpidamente hace
3000 años.
El tiempo transcurrido no fue en
vano, los europeos nunca asimilaron del todo a los judíos, y siempre los
consideraron pueblos del medio oriente. Los árabes del medio oriente, veían a
los judíos que empezaban a regresar como europeos.
Pero a esta historia que se
remonta a los tiempos bíblicos, le falta un capítulo fundamental.
En 1896, la comunidad judía
internacional, se reunió en la Conferencia de Basilea y allí se llevó a cabo el
Juramento de Sion. Sion era el nombre de la colina donde otrora se levantara el
Templo de Jerusalén. El Juramento consistía en la promesa que hacía el pueblo
judío de luchar para regresar a la Tierra Prometida y crear allí un estado
judío. El sionismo se alimentaba de la necesidad de encontrar una salida a
siglos de antisemitismo y persecuciones en Europa, cuya gota que rebalsó el
vaso, fue el “Affaire Dreyfuss” durante la guerra Franco-prusiana.
Gran Bretaña apoyaría este sueño,
y prometió a la comunidad internacional judía que en la tierra que se conocía
como Palestina, habría un estado judío. A cambio de esta promesa, Gran Bretaña
obtuvo un importante empréstito que le permitiría salir adelante de la 1ª GM.
La promesa se formalizó en la Declaración Balfour, donde la Corona británica
daba el visto bueno al sueño sionista de establecer un estado nacional judío en
la tierra de Palestina (que por aquel momento aún se encontraba bajo el dominio
del ya decrépito Imperio Turco Otomano)
Tres años después, con la Gran
Guerra terminada, con el Imperio Turco Otomano desmembrado, con Palestina e
Irak como protectorados británicos (y Líbano y Siria como protectorados
franceses), con una deuda de los ingleses a los árabes por las rebeliones que
habían estado llevando a cabo (lideradas por Lawrence al interior del Imperio
Turco Otomano para debilitarlo desde adentro), los británicos les prometen a
los árabes que en la tierra conocida como Palestina se crearía un estado árabe.
Así de buenas a primeras, la misma
tierra había sido prometida por Gran Bretaña, a dos “propietarios” distintos.
Los árabes corrían con la ventaja que se encontraba habitándola desde hacía
3000 años. Los judíos por el contrario, habían vivido en ella muchos siglos
atrás, luego habían sido expulsados, y lentamente desde la Conferencia de
Basilea y de la Declaración Balfour habían ido trasladándose hacia ella para
asentarse allí. Esto generaba tensiones con Gran Bretaña. Cuando la comunidad
judía presionaba mucho, los británicos permitían el ingreso masivo de judíos a
Palestina. Cuando los árabes protestaban, los británicos cerraban la puerta y
no permitían el ingreso de más judíos, porque se rompía el equilibrio de
poblaciones entre árabes y judíos. De esta manera iban llevando la cosa hasta
que en 1935, las leyes de Nüremberg pusieron en un peligro actual a los judíos
alemanes. El antisemitismo dejaba de ser una amenaza para convertirse en una
trágica realidad. 150.000 judíos alemanes lograron escapar del régimen nazi y
fueron a buscar asentamiento en Palestina, lo que quebró definitivamente el
equilibrio de poblaciones, y puso la cuestión en su máxima tensión. Cuando
terminó la guerra, y las puertas de los campos de concentración se abrieron y
la cuestión judía requería una solución urgente, no pudo dilatarse más la
decisión. Otros destinos se barajaron también, para la creación del estado
judío y así evitar los conflictos con los árabes: Argentina y Europa estuvieron
también en análisis como posibles destinos. Sin embargo, el argumento bíblico,
la tradición, la historia, la promesa británica, el juramento sionista, la
decisión Bauford inclinaron finalmente la balanza por Palestina.
Durante las épocas del Mandato
británico, había dentro de la población judía de Palestina, dos fuerzas que
tenían un mismo objetivo: lograr la creación del Estado de Israel; pero que
diferían en los caminos para lograrlo. La Haganá buscaba una salida
diplomática, mientras que el Irgún (desprendimiento de la Haganá) buscaba
lograrlo a través de la fuerza y el terror. Cuando finalmente se consolide la
creación del Estado de Israel, ambas agrupaciones decantarán en partidos
políticos, dándole a Israel un sistema político bipartidista.
UN
PRINCIPIO DE SOLUCIÓN
Tal como dijéramos al comienzo
de este capítulo, la situación humanitaria, política y jurídica del pueblo
judío era insostenible. No tenían país que los reclamara, no tenían lugar al
que volver, ninguna nación los reclamaba como ciudadanos propios, por lo tanto
no tenían representación alguna ante la comunidad internacional. Su situación
jurídica, desde el punto de vista del derecho internacional público era de
apátridas. No podía seguir manteniéndose tal ambigüedad, porque el plan de la
Solución Final diseñado por Himmler, había demostrado cabalmente, que el
antisemitismo no era paranoia, no era una amenaza, no era una sospecha sino una
trágica realidad, y si no se encontraba una solución definitiva para la
comunidad judía, siempre quedaría el temor de que pudiera volver a repetirse.
La tarea de resolver tan delicada
cuestión recayó sobre la recién creada ONU. Para este tipo de cosas es que
había sido formada, para resolver las tensiones y conflictos internacionales
que pudieran derivar, si no se les encontraba una adecuada solución, en nuevas
guerras y enfrentamientos.
La solución que va a proponer la
ONU es lo que se conoció como La Partición: es decir, que el territorio de
Palestina dejaría de ser un protectorado y se dividiría en dos estados, uno
judío y uno árabe. Esta partición no convencía a los árabes que no entendían
por qué razón debían renunciar a una tierra que durante 2000 años había sido
100% de ellos. La situación desde el punto de vista de los árabes es que como
si a una familia que es la legítima propietaria de una casa, de un día para el
otro, viene un 3º y le impone que a partir de entonces, la mitad de la casa
pertenece a otra familia que se muda y que ambas deben compartirla sin
protestar. Ellos no habían sido los que habían expulsado a los judíos en primer
lugar, no fueron los culpables del Holocausto, no fueron los culpables de las
desgracias y persecuciones que había tenido que soportar el pueblo judío a lo
largo de los siglos, pero eran quienes tendrían que pagar las consecuencias,
cediendo, sin chistar, parte de su tierra, que habitan desde hace 3000 años. No
había forma alguna que los árabes aceptaran tranquilamente esta solución. Apremiados
por las circunstancias y la urgencia de los acontecimientos, la comunidad
internacional, votó la decisión de la creación del Estado de Israel mediante la
partición (Gran Bretaña se abstuvo porque no podía beneficiar a ninguna de las
dos naciones), sin demasiada planificación y sin tomarse mayor tiempo para las
negociaciones con el pueblo árabe para que comprenda la necesidad de ceder los
territorios.
Así en 1948 oficialmente se crea
el Estado de Israel, y David Ben Gurión fue nombrado como Primer Ministro.
Comenzaba para la nación judía la tarea de construir una nacionalidad, una
identidad nacional israelí. Tenían una religión. Debían encontrar una lengua
común, para lo que rescataron el hebreo antiguo y tomaron el yiddish (los
judíos que iban llegando hablaban en alemán, ruso, francés, etc.).
Bandera del Estado de Israel |
Desde el punto de vista de los
árabes, esto no era una solución, por lo que decidieron atacar Israel en cuanto
los británicos abandonaran el territorio. Israel se defendió ante el ataque, y
así se agenció el triunfo en la 1ª guerra por la zona de Palestina (1948). Así
comenzaría la Diáspora, ahora para los palestinos expulsados, y el período más
triste de la historia de este pueblo. Las retaliaciones no se hicieron esperar
y las guerras se sucedieron (48, 56, 67, 73) y también los conflictos
parciales.
Esta tensión, este conflicto
todavía no encontró una solución pacífica y definitiva y el sufrimiento para
estos pueblos aún no termina. Más adelante, veremos cómo siguieron
desarrollándose los enfrentamientos entre árabes y judíos.
La próxima semana comenzaremos con el último de los grandes temas del siglo 20: la guerra fría y la bipolaridad USA-URSS...
Exelente hasta aquí.Ahora vamos a entrar en un tema apasionante:La guerra fría.
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